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Este blog es un punto de encuentro para todos aquellos que tomamos la decision de andar por el camino. De descubrir lo que existe mas alla de nuestra vida cotidiana. Es el despertar de la conciencia. Es el amarnos como seres unicos e irrepetibles.

martes, 1 de marzo de 2011

6º Pieza del Brocado de seda.

Baja el cuerpo y aprieta el puño con ojo de enfado

Damos un paso a la izquierda y doblamos las rodillas para adoptar la posición de un jinete. Mantenemos derecha la parte superior del cuerpo, con los muslos paralelos al suelo. La pelvis girada, mantiene recta la columna, sin flexionar las vértebras lumbares. Las rodillas no han de sobrepasar la punta de los pies, caso contrario podemos hacernos daño.

Doblamos los brazos hacia el cuerpo a la altura de la cintura, los puños cerrados con el dorso de la mano hacia abajo y relajados. La vista se dirige hacia el frente, los ojos bien abiertos.

(inhalamos) Desplegamos el brazo izquierdo hacia el frente mientras apretamos el puño con fuerza, el círculo formado por el pulgar y el índice queda mirando el cielo. El puño apretado con fuerza y la mirada fiera centrada en un punto imaginario al horizonte. Los músculos de cara, cuello y hombros han de estar relajados.

(exhalamos) Relajamos la mirada y los puños mientras el brazo regresa a la altura de la cintura.

Repetimos el movimiento con el puño derecho.

El qi del hígado "ensancha el yang y despliega el yin". Se regula la energía generada con los ejercicios precedentes transmitiéndola a los músculos.

Fuente: www.taijiquan.info/clbaduan.htm

El hombre que no responde al tambor y a su ritmo no tiene corazón.

Durante años he sentido una especial predilección por los tambores, he conocido a muchos hermanos que han entrado en meditación gracias a los tambores. ¿Por qué los que danzan sienten ese amor por los tambores?

El tambor posee un especial atractivo. La razón tiene unas muy profundas raíces. Cuando el niño es concebido en el útero, crece, pero no puede respirar; ha de respirar a través de la madre. De hecho, la madre respira por él. Y continuamente, durante nueve meses, escucha el latido del corazón de su madre; continuamente. Es su primer encuentro con la música y el ritmo.

Durante nueve meses el niño sigue oyendo el latido del corazón de su madre. Ese es el primer tambor que conoce; arraiga profundamente en el ser del niño. Todos sus poros rebosan con él, cada fibra de su cuerpo vibra con él; el niño sólo vive a través del corazón de su madre. Y durante nueve meses continúa el constante latir.

Y entonces nace el niño. Todo su sistema corporal, todo su sistema mental, siente el deseo de oír el latido, el ritmo del corazón de su madre. Y las madres saben -consciente o inconscientemente- que cuando el niño está inquieto, cuando solloza y llora, cuando está incontrolable, simplemente le hace reclinar su cabeza sobre tu pecho e inmediatamente el niño se queda dormido. Cuando vuelve a oír el latido, se duerme de inmediato. El latido induce al sueño.

Y no sólo el niño pequeño incluso un joven, cuando descansa sobre el pecho de una mujer, se duerme de inmediato, porque la mujer se convierte en la madre y la amante; el marido se convierte en niño de nuevo. El corazón sigue atrayéndole.

Si no tienes ganas de dormir, simplemente cierra tus ojos, apaga la luz, y escucha el tic-tac del reloj: tic-tac, tic-tac. Eso te servirá; no necesitarás ningún tranquilizante porque te proporcionará casi la misma sensación que el corazón de tu madre. Una habitación cerrada, un útero cerrado, y luego el tic-tac de un reloj.

De ahí, sobre la base de esta profunda experiencia biológica del niño, surge la atracción del tambor. El tambor es el instrumento musical más antiguo; todos los demás han aparecido después. Por esto, cuando alguien golpea un tambor es una tremenda tentación: empiezas a mover las piernas, empiezas a mover tu cuerpo. Si el que toca el tambor es bueno y sabe realmente como crear la atmósfera a través del sonido de su tambor, nadie puede evitar resultar afectado. Incluso Buda tendría ganas de bailar. Es natural. Por eso, a todo el mundo le gusta el sonido del tambor. Y es muy primitivo; no es sofisticado. Si vas a las selvas africanas, o si te internas en los bosques de India donde sólo viven los indígenas, descubrirás en todas partes el tambor.

El tambor es el instrumento más primitivo. Cuando sientes el golpeteo del tambor, tu cuerpo responde, empieza a moverse, comienzas a seguir el ritmo moviéndote con él, y de repente te ves convertido en un ser primitivo, en un ser natural; todo rastro de civilización desaparece. Ya no estás aquí en este siglo veintiuno, entre toda esta barahúnda sin sentido; has retrocedido casi diez mil años.

El idioma del tambor es universal. Es poco sofisticado; es simple, nada especial. Cualquiera puede aprenderlo. De hecho, todo el mundo toca el tambor. A veces a sabiendas o sin darte cuenta, sentado a una mesa empiezas a tamborilear; te sientes bien y empiezas a tamborilear en la mesa. Es muy primitivo. Tu ser natural es invocado de nuevo y responde. Todos los siglos de civilización desaparecen en un segundo. De repente estás otra vez bajo las estrellas; has retrocedido miles de años atrás. Todo es natural, oscuro, misterioso. Ese es su atractivo.

Y el hombre que no responde al tambor y a su ritmo no tiene corazón. Le falta algo. Se ha vuelto completamente de plástico; un verdadero tipo del siglo veintiuno. Ha perdido todo contacto con la historia, con el pasado con los milenios que han transcurrido. En su corazón ha dejado de vivir lo natural; está muerto.

Del libro: TAO, Los tres tesoros, Vol. II

2º Pieza del Brocado

Estirar una mano hacia los pies y después la otra para armonizar el bazo y el estómago


Partimos de la posición inicial, Wu Chi.

(inhalamos) Situamos las manos, paralelas, a la altura del estómago, frente a nosotros. Las palmas enfrentadas es decir una mano hacia arriba y a la misma altura una mano hacia abajo.

(exhalamos) Separamos las manos: la una sube por encima de la cabeza, la palma hacia arriba, los dedos apuntando en la dirección del hombro opuesto; la otra desciende, la palma hacia abajo, hasta dejar el brazo al costado, la palma mira al frente.

Elevamos la mirada hacia la mano que está encima de la cabeza.

(inhalamos) Llevamos las manos de nuevo a la altura del estómago, pero invirtiendo la postura del comienzo, para separarlas al exhalar cambiando a la postura simétrica.

Tendremos la sensación de que las manos empujan algo que ofrece cierta resistencia, pero sin poner los músculos en tensión excesiva.

Este ejercicio regula los Qi del estómago, páncreas y bazo. Disminuye el yang del estómago y aumenta el yin del bazo. Mejora la digestión, el tránsito y la circulación sanguínea.

Fuente:

http://www.taijiquan.info/clbaduan.htm

La 1º Pieza del Brocado

Dos manos sujetan el Cielo para armonizar el Triple Recalentador
Reposamos un momento en la posición de Wu Chi . De pie con los pies separados el ancho de hombros y la cadera ligeramente basculada, ayudados mediante una ligera flexión de las piernas. Sonreímos desde el corazón (figuradamente)y tomamos conciencia de nuestro centro de gravedad cuatro dedos por debajo del ombligo.

Nos agachamos ligeramente, con la espalda recta y sin sacar las nalgas. Cruzamos las manos delante del abdomen con las palmas mirando hacia arriba.

Elevamos al mismo tiempo las manos y el cuerpo. La respiración desciende hasta el abdomen. Los pulmones se llenan al tiempo que ascendemos aspirando. Al llegar al pecho las palmas giran hacia nosotros para orientarse hacia el cielo.

Seguimos levantando las palmas al tiempo que elevamos los talones. Finalmente sostenemos el cielo totalmente extendidos, mientras hundimos las puntas de los pies en la tierra (ver nota)

Cuidaremos que, al elevar las manos, lleguen a quedar en ángulo recto en relación a los brazos y que los brazos estén rectos. Relajamos la musculatura de los hombros, brazos y cuello. La pelvis ha de estar basculada y la espalda recta.

Haremos la intención de empujar hacia arriba y abriremos despacio los brazos hacia los lados como si fuésemos un pájaro que despliega sus alas, en un círculo amplio; mientras espiramos lentamente vaciando los pulmones de arriba hacia abajo al ritmo de los brazos.

Repetiremos este ejercicio un número fijo de veces, 6, 9, 12, 24, 36 según la planificación de la sesión.

La respiración nunca debe ser forzada por lo que la velocidad del ejercicio dependera de la respiración y no lo contrario.

Este ejercicio activa la circulación del triple calentador ( Sanjiao ), un órgano definido en la MTC, sin correspondencia física, cuyo objeto es sintetizar y distribuir la energía (Qi) en el cuerpo. El triple calentador tiene tres áreas o calderas, el quemador superior, situado encima del diafragma y relacionado con la respiración, el quemador medio, situado en la zona del estómago y relacionado con la digestión, y el quemador inferior situado en la zona pélvica y relacionado con la eliminación.

A nivel de respiración desarrollamos una respiración completa, abdominal, torácica y clavicular.

También efectuamos un estiramiento del tejido conjuntivo que sujeta a los órganos internos que reciben una masaje suave, y de los tendones y notamos como se liberan los bloqueos producidos por la tensión acumulada, gracias a la acción integral de huesos, tendones, músculos y órganos.

Nota

Este ejercicio debe realizarse sintiendo el chi. ¿ Que es el Chi ? pregunté en una ocasión a un Maestro - El Chi no se dice, el Chi se siente, fué su respuesta.

Podemos sentir el Chi como el hormigueo que se produce al iniciar el estiramiento. Esta sensación no se ha de bloquear forzando la posición. Primero las manos ascienden al cielo y el chi que asciende es el que nos estira y nos lleva a elevarnos sobre la punta de los pies.

Los ojos siguen a las manos y la cabeza se inclina ligeramente hacia atrás. Al tirar la cabeza hacia atrás lo hacemos para evitar el bloqueo del chi, esta posición no debe ser forzada pues el efecto sería el contrario del deseado.

Estos estiramientos deberían recordarnos a los que se producen de forma natural cuando deseamos desperezarnos o al despertar. Es frecuente observar este tipo de estiramientos en los animales domésticos: gatos, perros. Quien haya tenido oportunidad de observarlos debería emular el mismo espíritu.

Las personas que tengan dificultad en sostener el equilibrio no deberían elevarse más que en la medida en que puedan mantener el equilibrio. Esto ayudará a que lo desarrollen.

Las ocho piezas de oro.

Ba Duan Jin se traduce como las ocho piezas del brocado y esto quiere decir que la práctica de estos ocho ejercicios es capaz de hacer del cuerpo algo tan maravilloso como el bordado más fino de oro, también se conoce como Las Ocho Joyas del Tai Chi porque son muchos los beneficios que reporta a los practicantes de Tai Chi.

Hay muchas variaciones de los ocho ejercicios, en especial de la forma de pie que es la más popular. Es importante entender la intención de los mismos, su raíz. Si comprendemos esta intención entenderemos cualquiera de sus variantes y su ejecución será efectiva. La práctica de los ejercicios requiere relajación, suavidad y cierta perfección. La respiración debe ser ligera y acompañar a los movimientos. Las variaciones practicadas deben ser acordes a nuestra capacidad para avanzar gradualmente (uno, dos o tres años).

Según nuestro nivel u objetivos acentuaremos unos u otros aspectos en su práctica, gimnástica, visualización, etc,.

  • Dos manos sujetan el Cielo para armonizar el Triple Recalentador
  • Estirar una mano hacia los pies y después la otra para armonizar el bazo y el Estómago
  • Girar la cabeza y mirar hacia atrás para evitar consumirse
  • Abrir el arco a izquierda y a derecha para dispararle al halcón
  • Baja el cuerpo y aprieta el puño con ojo de enfado
  • Empinarse en la punta de los pies y rebotar siete veces
  • Menea tu cola y balancea tu cabeza para liberar el Fuego de tu Corazón
  • Llevar las manos de los pies al suelo y agarrase los pies.