En el Zazen, centrados en la quietud del Cuerpo, emerge la quietud de la Mente. La Unidad Cuerpo-Mente posibilita vivir el momento Presente. Cada momento Presente sólo puede ser percibido si la Mente y el Cuerpo son una sola cosa. Percibidlo sin pensar.
Nos hemos estado entrenando Zazen tras Zazen y es ahí, en el Zazen Sikantaza (sólo
sentarse) donde aprendemos a apartar el Ego y así en silencio (Mokusho) se realiza
la Unidad del Cuerpo y la Mente. Esta no se da llevados por la Inercia de la directividad del Ego. La Mente Egótica es un agregado irreal a nuestro Cuerpo Consciencia, que por su composición convencional, funciona como la Superestructura propia de la condición socio-cultural sin pertenecer a la propia naturaleza del Hombre. Esta Superestructura sobrepuesta a la Mente superficial, es capaz de llevar al Cuerpo por el “camino” de la Ignorancia, haciendo de su condición antinatural una dictadura condicionadora a su vez. El Ego hace lo que sabe hacer, que es separar, lo mismo que él se ve separado diferenciando “Ego y lo mío” frente a todo lo demás. Este funcionamiento a expensas de la Energía Cósmica que usa el Ego, produce una separatividad entre el Cuerpo y la Mente que son “llevados” al error por un ente Irreal, Egoísta, Ignorante, Prepotente y Actor protagonista. Este actor que funciona desde un pasado que ya no es, para un futuro que aún no es, no está capacitado para lo único que sí es: el momento Presente.
Toda la existencia se la pasa el Ego jugando ese juego ilusorio, llevando al Cuerpo- Mente a un caos innatural, enfermizo y autodestructivo desgajado del Presente.
Es por todo esto por lo que necesitamos de una Práctica Naturalizadora que a pesar del Ego y su poderío, nos capacite para ponernos a disposición de dicha práctica que, no sin esfuerzo, nos ayude a Realizarnos más allá de los límites del Ego y su condición. Con la Práctica-Realización, la Propia Naturaleza, que ha estado sometida al Ego dictador e Ignorante, queda liberada, primero por momentos y después con la continuidad y Persistencia del Practicante, generalizándose hasta la progresiva transformación del Ego en un Verdadero Yo.
La Propia Naturaleza siempre ha estado pujando a favor del Cuerpo-Mente y cuando el Zazen pone el Cuerpo como Centro de la Atención, de una forma Natural y Cósmica, el Ego queda desplazado y la Mente que ocupa su lugar sin trabas, se une al Cuerpo en Calma.
En la calma o paz de la Unidad es posible vivir el momento Presente sin que nada lo impida excepto cuando nos distraemos y el Ego con su fuerza de Inercia suplanta de nuevo el Centro y volvemos a lo ilusorio.
Volver a coger el hilo de la respiracion miles de veces es lo que hemos de hacer hasta que se equilibre la Condición y la Naturaleza. Han sido miles de horas caminando en la dirección del Ego y hemos de caminar miles de horas viéndole para descondicionarle y desmontarle.
Soko Daido- La meditacion Zazen
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